Se desarrollará un proceso de enseñanza-aprendizaje, con un enfoque globalizador, en el que se intentará desarrollar todas las capacidades del niño. Los alumnos, apoyados por las pautas de la maestra, serán los que lleven la dinámica de la clase, ya que, las actividades están enfocadas de manera que los niños puedan manipular, experimentar y jugar, construyendo, de este modo, su propio conocimiento. Los <<pequeños>> no serán forzados a hacer las actividades que no deseen, puesto que su opinión y actitud ante las actividades es lo más importante.
Primará el aprendizaje significativo, es decir, se partirá de los conocimientos previos de cada niño. Atendiendo a la individualidad del alumno, se fomentará el desarrollo cognitivo, lingüístico, motor, sensorial, expresivo, y afectivo. Además, se utilizará el juego como recurso educativo, sobre todo el juego simbólico, ya que permite interrelacionar diversión y aprendizaje.
La colaboración con los padres será imprescindible, para actuar bajo los mismos criterios. Además de la colaboración de maestras y familias, se fomentará el trabajo cooperativo en el aula, buscando la completa sociabilización de los integrantes del grupo.
Se puede decir que los espacios, materiales y tiempos también educan, por lo que, atendiendo a la posibilidades de la escuela, se dispondrán, dichos parámetros, siempre a favor del desarrollo natural del niño.
Para que los niños se sientan en un ambiente seguro, se reforzará positivamente las iniciativas que tengan, por lo que no habrá objetivos inalcanzables. La maestra se servirá del decoro en la dialéctica que establecerá con los alumnos, para facilitar su ascenso hasta el conocimiento.
La evaluación se centrará más, en el proceso y en la satisfacción que generan las actividades, que en los resultados obtenidos.
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